Parece un título algo confuso, pero ha sido realmente así :-)
Ya hace dos meses... cómo pasa el tiempo.
Nosotros tenemos la gran suerte de vivir en un entorno de lo más natural, en plenos Pirineos. Es un paraje precioso, rodeados de naturaleza y animales, tanto de corral como silvestres... cosa que me encanta para el desarrollo y crianza de mis hijos (ahora ya puedo decirlo en plural, jejeje).
El problema de este tipo de sitios son las comunicaciones y servicios... no se puede tener todo. Si estuviésemos cerca de todo y con carreteras fantásticas, seguramente estaría superpoblada la zona y bastante más deteriorada.
La cuestión es que hemos pasado mi embarazo pensando en cómo organizarnos para el momento del parto, pues el hospital elegido (que no el que nos pertoca) está a una hora y media en coche desde casa con un puerto de montaña de por medio. La cosa no sería nada problemática si no fuese invierno y época de nieves y heladas. Y nuestra carretera desde el pueblo hasta la carretera comarcal tiene ya poco de carretera, pues el asfalto brilla por su ausencia y su mantenimiento es muy deficitario por parte del Consell Comarcal del Pallars Sobirà. Sólo os diré que el día que yo cumplía mi semana 40 de gestación nos despertamos con un palmo de nieve y la máquina quitanieves no pasó a limpiar la carretera hasta las 19:00 sabiendo que en el pueblo vive gente que necesita salir a trabajar a diario. En cambio en un pueblo vecino, en el que en invierno no vive nadie, pasó hasta dos veces a lo largo del día... en fín... tampoco sirve de nada reclamar, porque el comentario más escuchado es "cuando vinísteis a vivir aquí ya sabíais lo que había..." (comentario digno de abuelos pero no admisible viniendo de la administración)... sí claro, pero antes estaba el pueblo casi abandonado y ahora somos bastante gente joven que lo hemos repoblado... bueno, continuemos, que me caliento.
Estando así la cosa, decidimos hacer una mochila para nuestra última visita a monitores, por si acaso.
Yo estaba a 1 día de cumplir mi semana 41 y fuimos a la visita de control prenatal. Hacía días que tenía contracciones, pero no eran dolorosas... contracciones clínicas les llaman, que son las contracciones como respuesta a los movimientos del bebé. Me examinaron y vieron que el cuello del útero le faltaba aún 1.5cm para acabarse de borrar y que pasaba como 3-4cm... sabiendo de nuestra situación y distancia nos propusieron darme "una ayuda" para acelerar la situación. Las ayudas en formato medicación nunca me han atraído, así que les dije que prefería esperar a que se me activase el parto de forma natural.
Decidimos hospedarnos cerca del hospital pues pensaba que me pondría de parto durante ese día o al siguiente... si no, igualmente volvíamos a tener control en 48h... y pasaron las 48h sin que ocurriese nada nuevo, así que fuimos de nuevo a la consulta. Casi no tuve ninguna contracción y volvieron a ofrecerme "ayuda"... mi chico empezaba a impacientarse, pero como es mi cuerpo, decidí esperar un poco más.
Como parecía que la cosa se había parado, nos planteamos regresar a casa, pero al final decidimos ir a casa de mi prima, que aunque vive a 1h del hospital, las carreteras estan muchísimo mejor (algo ganábamos). Pasamos allí el día, con amenaza de nieve o heladas... uff. Mientras cenábamos tuve alguna contracción, pero como hasta el momento siempre se me paraban al estirarme, me fui a dormir. En el momento de apagar las luces, que eran las 22:30, porque estaba muy cansada, noté en mi interior como si explotase un globo de agua. ¿Y sabéis que hice de manera automática? Saltar (literalmente) de la cama porque se la iba a dejar hecha un asco a mi prima... qué cosas tenemos a veces, jajaja. Me duché y nos fuimos hacia el hospital (23:00). Mi prima decidió acompañarnos para quedarse con Nur durante el parto, cosa que le agradezco muchísimo pues el peque se quedó muy tranquilo con ella. Menos mal que me puse de parto de noche, ya que de haber sido por la tarde, con todos los esquiadores saliendo de pistas, tal vez no hubiese llegado a tiempo al hospital (y tres meses antes unos amigos ya habían parido en el coche por no llegar). Recuerdo las constracciones que tuve durante el parto de Nur y no las pude soportar. En cambio, durante éste, tal vez por la tranquilidad que da un segundo embarazo y el conocimiento de todas las etapas, estaba mucho más relajada. En la furgo mi prima le iba explicando cuentos a Nur, yo disfrutaba de ello, me relajaba lo que podía, me reía incluso de alguna situación, como cuando nos pararon en la aduana y mi chico, en vez de decirle inmediatamente que íbamos de parto, se baja para abrir el portón, jajaja, cosas de los nervios supongo. Cuando salimos de casa ya tenía las contracciones cada 4 minutos... la cosa iba rápida.
Llegamos al hospital de La Seu d'Urgell sobre las 00:00. Me atendió la doctora que estaba de guardia y me preguntó cada cuánto tenía las contracciones... cada 2-3 minutos le dije... se fue corriendo a llamar a la comadrona pues no están las 24h en el hospital, sino que tienen que estar localizables y a menos de 15' de distancia. En mi interior me reía, pero porque ya estaba en el hospital, jejeje. ¡Qué alivio poderme quitar la ropa mojada!
Llegó la comadrona y me examinó. Aún no había acabado de borrar el cuello del útero. Si no hubiese roto aguas, me hubiesen dicho que no estaba de parto aún, pero dado el caso, me tuve que quedar. Me llevaron a la sala de monitores para comprobar que todo era correcto. Allí las contracciones ya no me dejaban reir, empezaron a ser muy dolorosas... supongo que lo agravó el hecho de haberme tumbado para la monitorización... qué se le va a hacer. Para mi primer hijo pedí la peridural pues no podía ni respirar durante las contracciones, y fueron muchas horas de dilatación. En este parto, acabé pidiéndola también cuando las contracciones me parecieron insoportables. Ya estaba como de 5-6cm. Entonces llamaron a la anestesista, que siendo las 00:45, pues tampoco estaba presente. Me llevaron a la sala de partos... uff, qué contracciones... llegamos y me sientan en la camilla para prepararme para cuando llegase la anestesista. Le dije que no podía estar así sentada, pero claro, para colocarla hay que estar así, con lo imcómodo y difícil que es cuando se tiene tremenda barriga y contracciones tan seguidas... empecé a tener ganas de empujar y se lo dije. Creo ya había llegado mi ginecóloga en ese momento. Me dijeron que me tumbase para mirar cómo estaba y ya vieron que la cosa era inminente. En ese momento asomó por la puerta la anestesista, que viendo el panorama, se volvió a ir, claro. Sólo tuve que empujar dos veces para que saliese la cabeza por completo. En ese momento me quedé agotada. Me pedían que volviese a empujar, pero les dije "ahora no tengo ganas"... sí, tal cual, jejeje... pero cuando volví a tenerlas, sólo hizo falta otro empujón para que naciese mi hija. (01:12) Qué sensación cuando acaba de salir, de vacío, te desaparece ese bulto que llevas por barriga y que va creciendo poco a poco durante meses... pero no importa, ya la tienes en brazos y no recuerdas los dolores del parto. Así como minutos antes te maldecías por no haber pedido la peridural antes, en ese momento eres la más feliz del mundo por tenerla contigo y haber comprobado que puedes parir sin ayudas ni anestesias, que nuestro cuerpo es perfecto para tal función y sólo hay que confiar en nosotras mismas y escucharnos.
Algunas amigas me han preguntado si los dolores del parto sin anestesia son soportables. Creo que hay una gran parte psicológica que nos bloquea y nos hace pensar que no podemos, pero siempre se ha podido parir y el cuerpo de la mujer está sobradamente preparado para ello. Pero cada una debemos decidir cómo queremos que sea nuestro parto y no voy a ser yo quien os aconseje sobre ello, pues yo he tenido dos y los dos diferentes. ¿Que si ahora mismo me volviese a quedar embarazada lo tendría sin anestesia? Es posible, pues mis expulsiones son bastante rápidas y el dolor se olvida en cuanto les ves la cara, pero si tuviese que ponerme de nuevo la peridural, tampoco sería un drama :-)
Me gustaría agradecer a todo el personal del Sant Hospital de La Seu por el trato recibido. Porque aunque insistían en ofrecerme "ayuda" para ponerme de parto (debido a la distancia de dónde vivimos y las condiciones climatológicas), siempre respetaron mi decisión de esperar incluso pasada la semana 41. Porque aunque durante el parto, había comadrona, ginecóloga y pediatra, sólo intervino la comadrona, cosa que agradezco enormemente. Porque una vez en la habitación hicieron todo lo posible para que tanto mi pareja como mi hijo estuviesen cómodos durante nuestra estancia.
Muchas gracias Rosa (comadrona) por asistirme y darme confianza. Muchas gracias Carme (ginecóloga) por intervenir lo mínimo y por esa sonrisa que te veía al final de la camilla. Y muchas gracias al resto del personal por el trato recibido, tanto comadronas antes, durante y después del parto, ginecólogas, enfermeras, pediatras, auxiliares y personal de limpieza... habéis hecho que me sienta muy a gusto en un momento tan especial para toda la familia.