Ya hacía tiempo que me rondaba por la cabeza hacerle una cocina de juguete a Nur, porque le encantan. Cada vez que vamos a Ikea, se planta delante de la que tienen de muestra y se pasa un buen rato jugando. En casa de los amigos que tienen igual.
Como la semana pasada fue su cumpleaños, le dije a mi pareja, que se pusiese a diseñarla (yo andaba algo liada, ya lo sabéis) para poder saber qué necesitábamos. En un principio pensé hacerla de materiales reciclados, pero como tuvimos una mecenas (la abuela materna), decidimos comprar DM para hacerla, que es un material que me entusiasma por los acabados que permite, tanto con pintura como con barniz. El problema que tiene es el precio, que no es demasiado económico. Pero por una vez que la hacemos, que dure para toda la vida... y más allá, jejeje.
Todo empezó con el diseño, y aquí fue donde perdimos un poco el norte. Pasó de ser una cocina de juguete a una especie de réplica de cocina escalada. ¿Pero qué se puede esperar de dos arquitectos?
Aprovechamos la última visita que tuvimos al hospital, en una población algo grande, para poder encontrar el material, porque donde vivimos no abunda este tipo de madera en las carpinterías. Compramos los DM e hicimos que nos los cortasen. La idea era cortarlos nosotros, pero manejarnos con tableros de 122x244 y una caladora y una ingletadora no era la mejor solución. Menos mal que decidimos eso, porque si no, aún estaría sin acabar y tendría una forma bastante más orgánica, jajaja. Además, en las carpinterías tienen toda la maquinaria necesaria para hacer los rebajes de las bisagras... suerte que lo pensamos mientras aún estábamos allí. ¡Cargamos las piezas cortadas en la furgoneta y para casa!
Después vino el trabajo de montaje. Decidir por dónde se atornilla para que sea posible y que no queden demasiados tornillos a la vista. Me emperré en que dejase la cocina preparada pero que no la montase para poderla pintar previamente... al montarla siempre hay algún que otro golpe y se tiene que repasar, pero si se monta primero y se pinta después, se complica bastante más, sobretodo en los rincones.
Elegimos una pintura satinada (no brillante) para que aguante bien el agua y de un color vivo y alegre. A mí me encanta el color verde. Lo combinamos con la encimera y la estantería en color burdeos, que combina muy bien con los tonos verdes. Y el fondo lo pintamos con una pintura tipo pizarra en gris oscuro.
En la puerta del horno le hicimos el hueco para el vidrio, que en este caso será de metacrilato, cuando vayamos a Barcelona y lo encontremos. Esto de vivir en el culo del mundo es lo que tiene, jejeje. Teníamos la rejilla de un antiguo horno que dejó de funcionar y adaptamos el ancho del nuevo para poderla reaprovechar.
Cuando montamos nuestra cocina (la real de casa), nos sobró un cajón (creo que porque chocaba con el sifón de la pica), y también decidimos aprovecharlo, adaptando las medidas a él. Qué suavidad cuando se cierra, sin golpear.
En la cocina de cuando vivíamos en Sabadell teníamos una reja en la pared con accesorios donde colgar estantes, ganchos, etc... ¿por qué no?. La cortamos a medida de la de Nur. El problema de haberle puesto la reja, es que la pintura de pizarra ya no es accesible. Bueno, ya inventaremos alguna cosa.
La pica es un bol de acero inoxidable al que aún está pendiente practicarle el agujero de desagüe, porque la idea es poner un depósito de agua en el armario que queda frente a la pica y un grifo, que no teníamos en estos momentos.
Le hemos puesto dos focos, que no usábamos, bajo el estante.
También nos faltan los fogones... se aceptan ideas diferentes a los cd's, jejeje.
Y ésta es la cara de Nur cuando la ha visto al entrar en casa...
... se ha ido directo al horno...
... su amiga J. también se ha añadido en seguida a inspeccionar la cocina...
... observando las luces, que le fascinan...
... el cajón...
... y se han puesto a jugar, como no, sacándolo todo.
Ahora me falta hacerle unas manoplas o agarraderas para que no se queme con el horno, unos trapos de cocina, un delantal y tal vez un gorro de cocinero al estilo de
El Arca de Glops, fruta y verdura de fieltro, separadores para el cajón... y la familia ya sabrá qué regalarle (que somos algo reacios a los regalos)... cacharros de cocina.